Wednesday, July 07, 2010


Estudiantes en la mirilla...

Por Dr. Michael González-Cruz

En agosto del 2009 el semestre se inició con un violento ataque a los estudiantes que se encontraban disfrutando de su tiempo libre en la Avenida Universidad en Río Piedras. La estudiante Michelle Padró recibió un disparo del proyectil usado para dispersar gases lacrimógenos. Otros recibieron golpes contundentes y palizas por miembros de la fuerza de choque de la Capital. En el Colegio de Mayagüez, los estudiantes repelieron el atropello de la Policía Montada en esas semanas, gracias a que estaban ubicados en edificios más altos y otros se dispersaron por las calles perpendiculares a la Avenida Ramón Emeterio Betances. No debemos olvidar a la Fuerza de Choque asaltando una escuela superior en Canóvanas, disparando gases y arrestando estudiantes menores de edad que protestaban contra la presencia del gobernador Luis Fortuño, responsable por el despido de empleados y maestros de su escuela. Ante estos hechos, ¿cómo comprender la reciente embestida contra el movimiento estudiantil en el Capitolio?
Desde que la administración de Fortuño Burset, Rodríguez Ema y Figueroa Sancha llegó al poder, los estudiantes puertorriqueños han estado en la mirilla de esta élite del poder. El estado de derecha que rige en Puerto Rico está desarrollando una doctrina político-militar denominada “Military Operations Other Than War” (MOTHOW). La misma se ensayó en la década del noventa con la ocupación de los residenciales públicos en la Operación Centurión con la participación directa de la Guardia Nacional. El propósito de MOTHOW es mantener el control de la población civil en situaciones de crisis económica y política en los EEUU. Dentro del nuevo estado de derecha en Puerto Rico y los EEUU, los derechos civiles y humanos de los ciudadanos se han reducido al amparo de los criterios policíacos y militares de Homeland Security, agencia sombrilla que pretende mantener el control de toda la población civil.

El nombramiento apresurado de Rafael Muñoz-Cintrón como Jefe de Seguridad de la Fortaleza, quien fue subsecretario de Homeland Security, la agencia responsable de violación de derechos civiles de decenas de miles de ciudadanos norteamericanos, que van desde intervenciones telefónicas hasta secuestros extra judiciales. Muñoz-Cintrón está a cargo de coordinar las agencias de orden público como Departamento de Justicia, Policía, Guardia Nacional y las agencias federales en Puerto Rico ante supuestos actos terroristas en nuestro País. Representantes de estas agencias se reúnen por lo menos una vez al mes para evaluar la situación política del País. Muñoz-Cintrón, egresado de Harvard, es parte de esa élite de derecha dirigida por Rodríguez Ema y Fortuño Burset desde que estudiaban en Boston y organizaron, junto al Secretario de Estado, la Puerto Rican Student Statehood Association (PRASSA).

Esta élite que gobierna el estado de derecha en Puerto Rico tiene en la mirilla a los estudiantes quienes por medio de sus manifestaciones democráticas defienden la educación pública superior y se oponen a la agenda conservadora y neoliberal del grupo de Boston ajeno a los intereses de la UPR. Este nuevo movimiento estudiantil se distingue por estimular mecanismos de democracia participativa directa en todos los recintos y ofrecer una propuesta de movilización y cambio social para todo el País. Por ello, los elementos externos de la Junta de Síndicos, quienes responden a los intereses privados fuera de la UPR, han atacado ferozmente al movimiento estudiantil por medio de interdictos, demandas y la fuerza bruta.

Observemos cómo la policía montada se lanzó sobre un grupo de estudiantes y obreros en la carretera número 2 frente al Colegio de Mayagüez el 18 de mayo. Notamos cómo el Superintendente de la Policía tergiversó una orden del Tribunal y prohibió la entrega de alimentos a los estudiantes en la huelga del Recinto de Río Piedras. Y no olvidamos cómo en el Recinto de Mayagüez, la administración impidió la distribución de agua y alimentos en la asamblea de estudiantes que culminó con la muerte de Natalia Sánchez, quien hubiera sobrevivido si se le transportaba a la sala de emergencias más cercana, apenas a 400 metros del edificio Darlington. La madre de Natalia Sánchez declaró que su hija es una mártir del movimiento estudiantil y exigió que la Junta de Síndicos negociara el fin de la huelga.

Por estas razones, y ante la amenaza de que la legislatura aprobara un presupuesto que llevara a la quiebra a la UPR, los estudiantes del Recinto de Mayagüez propusieron expresarse ante el hemiciclo. Los universitarios denunciarían públicamente la censura a los medios de comunicación, la insensibilidad de la Junta de Síndicos nombrada por la legislatura y continuarían defendiendo los derechos ciudadanos a la libre prensa, reunión y expresión. Este movimiento estudiantil promueve la deliberación, el debate y la participación directa en la toma de decisiones. Esta propuesta democrática es peligrosa para la élite que pretende mantenerse en el poder por medio de la fuerza y la violencia.

Las violentas agresiones físicas contra los estudiantes, el uso indiscriminado del gas lacrimógeno, la amenaza de un helicóptero artillado, francotiradores y los disparos de la Policía de Puerto Rico contra los estudiantes en el Capitolio, pretenden atemorizar a toda la población civil puertorriqueña. La élite del poder intenta, por medio de estas operaciones militares más allá de la guerra, mantener el control por la fuerza. A pesar de que diversos científicos sociales hemos sugerido enérgicamente medidas para reformar el cuerpo policíaco y paliar el problema de la seguridad social, la élite colonial ahora pretende aliarse con la Policía de New York para desarrollar nuevas estrategias de control social. Entre ellas, las detenciones y registros ilegales de los ciudadanos para mantener un estado de derecha sin derechos humanos.

En este momento que la élite colonial tiene en la mirilla a los estudiantes y que busca rabiosamente quiénes son sus líderes, le corresponde a las organizaciones tradicionales de izquierda mantenerse en la retaguardia y seguir el paso firme de los estudiantes. Seguir el empuje, la batuta y la fuerza hermosa de los miles de estudiantes que están transformando nuestros valores democráticos y tácticas de lucha. Mientras la élite colonial malversa nuestras contribuciones reprimiendo a los estudiantes, la situación de inseguridad social aumenta vertiginosamente. Es importante defender la Universidad de Puerto Rico para que los universitarios podamos contribuir a retomar un País que una élite colonial ha corrompido.

*El autor es Director del Centro de Investigación Social Aplicada, de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.

http://claridadpuertorico.com/content.html?news=AE417B42304856266F230A071B28EF0D

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